Entrevistando a Aute

Aute visitó Zaragoza en fechas recientes para presentarnos su último trabajo, un libro, el sexto de una serie de poemarios que precisamente lleva el título “El Sexto Animal” y en el cual, una vez más, da rienda suelta al estilo más autentico, jugando con las palabras y sus sonidos en una catarata infinita de metáforas, hipérboles, aliteraciones…enlazadas con la maestría que le hace único, reconocible e irrepetible por no hablar de las ilustraciones de las cuáles él mismo es autor.

Concedió una más que intimista entrevista en la que pudimos, fácilmente, cruzar diez mil palabras, hilvanar cinco mil frases y el a cambio, me regaló un millón de titulares. Mis preguntas en prosa fueron respondidas una a una en verso, cada pregunta un vértigo y cada respuesta un poema a mitad de camino entre lo onírico y lo humano, Un Aute en esencia, ser humano, artista, comunicador, razón y pasión a un tiempo, seductor, contradictorio, un hombre al fin y al cabo…

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“El Sexto Animal” y en el cual, una vez más, da rienda suelta al estilo más autentico

– Sr. Aute; ¿Qué se siente más; creador o creativo?.  Me dice que no se siente ni creador ni creativo, creador le parece una palabra inmensa, prefiere decir que habita en medio de sus propias emociones y las expresa a través de todas las manifestaciones artísticas que trabaja. Me confiesa que es en su taller de pintura dónde más cómodo se encuentra pues se siente libre trabajando con imágenes, no hay reglas, precisamente el desafío es romperlas, pura indisciplina…Los poemas, los textos, las letras de canciones, son palabras, son conceptos mucho más incómodos y escurridizos….

Nacido en Manila, muy vivido y viajado, políglota y cosmopolita, con todo ese bagaje experiencial me pregunto de dónde emana ahora su fuente de inspiración, donde habita su musa…Y su respuesta no me sorprende, mira directo a los ojos cuando habla, es un gran observador de la vida. Es la Atención con mayúsculas, atención para observar consciente ideas, palabras, música y poder así capturar esa “chispa” para después desarrollarla desde un estado de ánimo especial, una suerte de catarsis productiva que le hace descargar sus propios fantasmas personales…En un guiño confidencial, como si hace años que tomáramos el café juntos, me admite que hacer esto, le procura no necesitar la ayuda profesional de un psiquiatra…y yo pienso, aunque no se lo digo, que a sus lectores leerle nos reconcilia con la especie.

Lleva ya cincuenta años al pie del cañón compartiendo su alma a golpe de arte, respirando arte por los cuatro costados. Una obra prolija, variada, versátil y para todos los públicos amantes de lo sublime. Su esencia está en todas y cada una de sus obras… esa que le hace diferente,  que nos engancha y enamora y siempre nos sorprende. Me cuenta que su eterno leitmotiv es el propio ser humano, ese “bicho extraño que de repente se encuentra aquí en este mundo, sin pedir venir, con la obligación de ser feliz…y un día todo se acaba y no sabes lo que ocurre después…”. Los porqués, los paraqués…La gran contradicción humana, su paradójica existencia, la dualidad diabólica y angélica del ser humano capaz de la más execrable aberración y la más absoluta de las bellezas.

Hábleme de su último libro, “El Sexto Animal”. En él encontramos poemas, greguerías. Aute ha acuñado un nombre propio para estas reflexiones poéticas, las llama “poemigas” porque nos las va liberando, como si nos fuera dejando miguitas, invitaciones para sumergirnos en la filosofía de nuestra existencia a través de la  magia de las palabras, jugando con ellas y salvándolas del uso, del mal uso  y desgaste, de la condena a la mediocridad cuando se aligeran de sentido y significado.

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Aute ha acuñado un nombre propio para estas reflexiones poéticas, las llama “poemigas”

Es el último libro de una serie a la que anteceden otros cinco libros y en todos aparece  la palabra animal…palabra que se presta muy bien al vicio de jugar de Aute y así me descubre cómo: que si las letras de esta palabra se leen en otro orden, encontramos su ciudad natal, Manila, y que si la leemos al revés se nos revela la palabra lámina, como las que ilustran sus libros cuando ejerce de alma libre en su taller de pintura. Y por él es que me entero de que la palabra Animal es sinónimo de ser espiritual, de aquello  que tiene ánima, ánima es alma, el alma lo llena todo, lo es todo. Que te llamen animal no es tan malo después de todo…

La entrevista está tocando a su fin…me dice jocoso que “se le ha hecho corta” cuando yo aún guardo algunas balas en la recámara.

Sr. Aute, seguimos jugando ¿si le digo la palabra Mujer, qué le sugiere? Y para mi solaz femenino, además de decirme que le gustaría haber sido mujer, me responde que  somos todavía todo un enigma. ¿Y qué hay del Amor?  Un “estado de gracia en el que sumergirse para conocer la realidad y el sentido de la vida”. ¿Y la palabra Nostalgia? Y…sin apartar un segundo su mirada  de mis ojos me responde rotundo que lo que él tiene es nostalgia de futuro, más aún, ansiedad de futuro…

Luis Eduardo Aute se despide cariñoso, humano y cercano como no me lo imaginaba, imaginaba un dios creador y ahora me queda el recuerdo del ser humano que me abrió su alma durante media hora, me regaló su tiempo y compartió sus pensamientos. En un último alarde exquisita humildad y para el cierre con un mensaje más que positivo, me recuerda que la vida es continuo aprendizaje, que el aprende a través de entrevistas como la mía, que no se trata de aprender para saber más que otros, sino para averiguar aspectos de los que no se tiene consciencia…

Gracias Sr. Aute. Le esperamos siempre y si le parece, nos encontramos Al Alba!

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